El reloj
parlanchín
-Tic, toc, tic, toc...-decía el reloj.
Los objetos de su alrededor se quejaban continuamente.
-¿No va a parar jamás?-comentaban.
-¿Nunca se cansa?- decían otros.
El pobre reloj no podía parar porque ese, precisamente,
era su trabajo.
Todos los objetos, hartos, decidieron escaparse de allí.
Al día siguiente, cuando el reloj se despertó, se sintió
muy triste porque ya no había nadie junto a él. Más tarde, vino un hombre para
limpiar la casa. Al ver que no había ningún trasto, dedicó especial mimo al
viejo reloj. Cuando se iba le dijo con mucho entusiasmo:
-Creo que eres el reloj más afortunado de todo el
mundo.
Julia Carter Moreno (6º )
Gracias por este regalillo, Julia. Es precioso.
ResponderEliminarEs cierto. Un relato muy bonito
ResponderEliminarPrecioso el relato y muy conseguido el dibujo. Julia, siga deleitándonos con sus relatos.Tibi
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